Nunca he tenido talento, más bien actitud...
No he sido yo de luchar mucho por mis sueños...
Más bien me he dejado llevar por la corriente de mi destino...
Hasta ahora no me ha ido mal...
Así ha sido todo siempre en mi vida...
El primer golpe de suerte me vino en una entrevista para un curso de ayudante de cocina de la Junta de Extremadura. La primera pregunta que me hicieron para acceder al curso fue si me daría asco limpiar un pollo. La cuestión me pareció tan tonta que creo que la cara que puse fue la que convenció al veterinario de la mancomunidad que me estaba perpetrando semejante entrevista.
Me lo concedieron. Tuve la inmensa suerte de que entre marías enchufadas que querían aprender a hacer postres y gente que le importaba un comino la cocina, me tocara un profesor granaíno que me inyectó el gusanillo por la cocina (gracias Miguel!!).
Ese verano trabajé en un chiringuito y una compañera me habló de un curso de cocina en Marbella con todos los gastos pagados que expiraba la suscripción al día siguiente.
Sin dudarlo fui a apuntarme el último día (31 de julio). Llegué tarde al trabajo y me regañaron.
Aquello quedó como una anécdota hasta que un buen día a mediados de septiembre me llaman de la escuela. Este fue mi segundo y más importante golpe de suerte...
De eso hace ya 15 años... Todo lo demás vino solo. Algún que otro día me tocó dormir en la playa por no querer volver al pueblo y reconocer mi fracaso... De repente una amiga me comentó que trabajaba en un restaurante y buscaban cocinero. Allí me fui yo... sin nada que perder y mucho que ganar. En 15 días el jefe me dijo que tenía que hacerme cargo de la cocina. No niego que me asusté, aunque siempre me han motivado los retos, este parecía quedarme grande dada mi falta de experiencia. Pero salí adelante...como siempre.
De ahí a otro restaurante, a otro más.... adquiriendo experiencia y conocimientos...
El destino me llevó a un hotel de 5 estrellas... Westin La Quinta... Acojonado acudí a la entrevista en la cual un imponente jefe de cocina austriaco y una F&B Manager me preguntaban como hacer una paella y un gazpacho paso a paso...al que se me olvidó ponerle pimiento... Salí desilusionado por ese fallo tan estúpido... y es que siempre he sido muy exigente conmigo mismo profesionalmente hablando...
Me llamaron y empecé a trabajar un 4 de abril de 2005... Coincidí con gente increible de los cuales aprendí mucho en muy poco tiempo.
En dos meses cambio de jefe de cocina y en 6 meses de camino a Abu-Dhabi a reabrir un restaurante español en un Sheraton de la cadena... Todo muy rápido. Tercer golpe de suerte...
Vuelta al hotel con promesas incumplidas y múltiples decepciones, pero sin dejar de aprender. Nueva aventura en Argelia con peripecias en el aerpuerto tratando de meter 50 kilos de carne de cerdo en un país musulmán en mi equipaje, terremoto de 4,2, sillón del avión sin anclajes... Y dos meses más tarde me tocó saborear y toparme con la maldita y manida crisis... a la calle de la forma más rastrera que hay...verdad Elisa e Isabel??
Al poco tiempo me buscaron para abrir el Club Náutico de Estepona... nuevo reto y nueva andadura. La situación actual se lo llevó por delante. Mi jefe me propuso irme a su otro restaurante, y allí me fui...a La Rada...
Ahora se me presenta la oportunidad de irme a Alemania, sola...sin haberla buscado... A Frankfurt... Cambio mi ropa de cocina de colores por la blanca (argggg). A través de un antiguo compañero alemán en el Westin, compañero con el que me llevaba a matar, discutíamos y peleábamos por un puesto. Ahora reconoce uno que tiene que quitarse el sombrero ante la virtud de reconocer mi forma de trabajar a pesar de la mala relación existente. Seguramente si fuera al revés yo no lo hubiese hecho...
Me voy, marcho con cierta inquietud, con miedo para qué negarlo... Pero lleno de ilusión, de motivación, esas cosas que yo ya había perdido, que necesitaba reencontrar...
Lo fácil es quedarse aquí...trabajando con un buen sueldo. Pero no va conmigo el estancarme, el no aprender, el no acudir motivado a mi cita diaria con los cuchillos y los fuegos, a no sentir la pasión de estar haciendo algo que realmente merece la pena. En resumen a ser un gris...
Me voy perdiendo dinero pero ganando vida, experiencia y, quién sabe si este no es un paso para un futuro mejor...
No espero que me entendáis, tan sólo quería escribir lo que me pasa por la cabeza ahora mismo y de paso contaros un poco de mi vida laboral y mis peripecias por esas cocinas de Dios...
No he sido yo de luchar mucho por mis sueños...
Más bien me he dejado llevar por la corriente de mi destino...
Hasta ahora no me ha ido mal...
Así ha sido todo siempre en mi vida...
El primer golpe de suerte me vino en una entrevista para un curso de ayudante de cocina de la Junta de Extremadura. La primera pregunta que me hicieron para acceder al curso fue si me daría asco limpiar un pollo. La cuestión me pareció tan tonta que creo que la cara que puse fue la que convenció al veterinario de la mancomunidad que me estaba perpetrando semejante entrevista.
Me lo concedieron. Tuve la inmensa suerte de que entre marías enchufadas que querían aprender a hacer postres y gente que le importaba un comino la cocina, me tocara un profesor granaíno que me inyectó el gusanillo por la cocina (gracias Miguel!!).
Ese verano trabajé en un chiringuito y una compañera me habló de un curso de cocina en Marbella con todos los gastos pagados que expiraba la suscripción al día siguiente.
Sin dudarlo fui a apuntarme el último día (31 de julio). Llegué tarde al trabajo y me regañaron.
Aquello quedó como una anécdota hasta que un buen día a mediados de septiembre me llaman de la escuela. Este fue mi segundo y más importante golpe de suerte...
De eso hace ya 15 años... Todo lo demás vino solo. Algún que otro día me tocó dormir en la playa por no querer volver al pueblo y reconocer mi fracaso... De repente una amiga me comentó que trabajaba en un restaurante y buscaban cocinero. Allí me fui yo... sin nada que perder y mucho que ganar. En 15 días el jefe me dijo que tenía que hacerme cargo de la cocina. No niego que me asusté, aunque siempre me han motivado los retos, este parecía quedarme grande dada mi falta de experiencia. Pero salí adelante...como siempre.
De ahí a otro restaurante, a otro más.... adquiriendo experiencia y conocimientos...
El destino me llevó a un hotel de 5 estrellas... Westin La Quinta... Acojonado acudí a la entrevista en la cual un imponente jefe de cocina austriaco y una F&B Manager me preguntaban como hacer una paella y un gazpacho paso a paso...al que se me olvidó ponerle pimiento... Salí desilusionado por ese fallo tan estúpido... y es que siempre he sido muy exigente conmigo mismo profesionalmente hablando...
Me llamaron y empecé a trabajar un 4 de abril de 2005... Coincidí con gente increible de los cuales aprendí mucho en muy poco tiempo.
En dos meses cambio de jefe de cocina y en 6 meses de camino a Abu-Dhabi a reabrir un restaurante español en un Sheraton de la cadena... Todo muy rápido. Tercer golpe de suerte...
Vuelta al hotel con promesas incumplidas y múltiples decepciones, pero sin dejar de aprender. Nueva aventura en Argelia con peripecias en el aerpuerto tratando de meter 50 kilos de carne de cerdo en un país musulmán en mi equipaje, terremoto de 4,2, sillón del avión sin anclajes... Y dos meses más tarde me tocó saborear y toparme con la maldita y manida crisis... a la calle de la forma más rastrera que hay...verdad Elisa e Isabel??
Al poco tiempo me buscaron para abrir el Club Náutico de Estepona... nuevo reto y nueva andadura. La situación actual se lo llevó por delante. Mi jefe me propuso irme a su otro restaurante, y allí me fui...a La Rada...
Ahora se me presenta la oportunidad de irme a Alemania, sola...sin haberla buscado... A Frankfurt... Cambio mi ropa de cocina de colores por la blanca (argggg). A través de un antiguo compañero alemán en el Westin, compañero con el que me llevaba a matar, discutíamos y peleábamos por un puesto. Ahora reconoce uno que tiene que quitarse el sombrero ante la virtud de reconocer mi forma de trabajar a pesar de la mala relación existente. Seguramente si fuera al revés yo no lo hubiese hecho...
Me voy, marcho con cierta inquietud, con miedo para qué negarlo... Pero lleno de ilusión, de motivación, esas cosas que yo ya había perdido, que necesitaba reencontrar...
Lo fácil es quedarse aquí...trabajando con un buen sueldo. Pero no va conmigo el estancarme, el no aprender, el no acudir motivado a mi cita diaria con los cuchillos y los fuegos, a no sentir la pasión de estar haciendo algo que realmente merece la pena. En resumen a ser un gris...
Me voy perdiendo dinero pero ganando vida, experiencia y, quién sabe si este no es un paso para un futuro mejor...
No espero que me entendáis, tan sólo quería escribir lo que me pasa por la cabeza ahora mismo y de paso contaros un poco de mi vida laboral y mis peripecias por esas cocinas de Dios...